Lo más habitual es guardar las
alfombras en verano y colocarlas en invierno. Para guardarlas y
mantenerlas como nuevas, lo más recomendable es enrollarlas sobre sí
mismas, y nunca doblarlas para que no se marquen los pliegues; también es
recomendable que pongas dentro alguna bola de naftalina para evitar
olores. Una vez que hayas preparado el rollo, podrás envolverlo en
plástico o en papel de periódico. Por otro lado, hay gente que tiene
alfombras en verano y en invierno, pero suelen ser de sisal o coco que es
un tejido intermedio que no aporta mucho calor en verano, y consigue
resguardar del frío en invierno. Esta sería la solución ideal para evitar
el hecho de tener que andar poniendo y quitando las alfombras tanto en
invierno como en verano.
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