Uno de los asuntos que con cierta frecuencia se plantean en los despachos notariales es el de los padres que están pensando en formalizar en vida el reparto de todo o parte del patrimonio que poseen entre sus hijos, adjudicando a cada uno de ellos una parte concreta, con el fin de evitar en la medida de lo posible que en el futuro puedan surgir discrepancias o desencuentros entre ellos. Se trata, suelen decir, de "dejar todo arreglado" para cuando los padres falten.
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